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soloJazz

La prueba de la canela

:CREADO: [2009-05-31 19:41] :ACTUALIZADO: [2009-05-31 19:50]

Todas las mañanas, mientras preparo el desayuno, hago la prueba de la canela.

Tomo el frasquito de canela molida y, antes de abrirlo, trato de recordar su aroma.

Amaderado. Penetrante (medio segundo en la naríz mientras toma puntería, e inmediatamente recorre el cráneo como un tornado, pasando primero por detrás del oído izquierdo, luego el derecho). Cristalitos de colores que recuerdan a cítricos (1). Estados emocionales y recuerdos se materializan. Todo un mundo vuelve a la mente.

Luego viene el golpe con la realidad: abrir la tapa y oler.

Y todos los días la sorpresa es similar. El aroma imaginado era muy simple, muy impreciso, y especialmente muy alejado del verdadero. La real fragancia es mil veces más compleja, más redonda y a la vez detallada, y los viajes inducidos por el hipotálamo son otros.

¿Por qué hago esto?

Principalmente porque me gusta la canela, y, especialmente en época de peras, la uso en el desayuno (2).

Pero la prueba de memoria olfativa al iniciar el día me recuerda varias cosas importantes.

Menos importante es el hecho de que nunca me van a contratar para diseñar perfumes, catar té o vino, o detectar drogas en los aeropuertos. Dediquemos el día a otra cosa (3).

Lo más importante es la demostración de que la memoria engaña.

Podemos tener un recuerdo muy presente, claro y detallado, y sin embargo equivocado. Puede ni siquiera haber ocurrido (4), y no tenemos forma de saberlo.

La memoria es imperfecta.

Pero la memoria es la que todo el tiempo nos dice quién debemos ser; es la que nos da esa sensación de continuidad.

Debo actuar de manera arrogante y prepotente porque así es como recuerdo ser.

Le tengo que tener miedo al agua porque recuerdo que cuando era niño casi me ahogo.

O miedo al rechazo, o hacerse el gracioso, o ser el centro de atención, o ser malo o tímido o callado o avaro.

Esa sensación de continuidad, y esa dependencia de algo imperfecto es lo que nos guía, y es lo que muchas veces nos evita renacer.

Ojalá fuera más fácil todas las mañanas dejar el Yo un poco de lado y pensar no quiénes somos, sino quiénes queremos ser. Y serlo.

Notas:

1- No soy sinestésico.

2- Yoghurt natural integral con peras y canela. También con banana y canela. También puede ir pomelo rojo. Nunca uso productos descremados; la salud (y la silueta) no necesitan tal sufrimiento, sino lo contrario: prestar atención a lo que se come, y sólo comer cosas que a uno lo hagan feliz.

3- Escribamos software, por ejemplo. Luego de escribir artículos académicos, debe ser de las actividades más alejadas de los sentidos que se pueda realizar. Y si tienen sobredosis de motivos para vivir, pueden calmarse optando por contaduría o escribanía.

4- Un ejemplo clarísimo son las sensaciones de déjà vu (paramnesia).