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Arroz con atún y cebolla.

Algo tan fácil que hasta un estudiante de college lo podría hacer en vez de fideos, o de comprar pizza.

Un buen plato de buen arroz blanco, preferentemente aromático. Luego media cebolla mediana cortada con cariño (los alimentos no se pican ni se procesan, sino que se les da forma). En el medio una lata pequeña de atún, sin la lata. Aceite de oliva y pimienta negra del molino con la justa copiosidad.

Plato que adoro.

Algunos estudiosos comentan que la receta completa lleva queso y tomate cortados en cubitos, y aceitunas. Puede ser, pero ya toma color a rotisería de barrio, y gusto a uruguayo, como el sandwich olímpico o el chivito completo de la casa: metele de todo así queda más ¿rico? ¿grotesco?

Y lo bueno de tanta cebolla es que puede servir en caso de emergencia, bajo forma de eructo, para desactivar a algún fumador asqueroso que se aproxime. Se lo envuelve en la nube y da tiempo para escapar. Como los pulpos con su tinta.